Por Roberto Mensi
Orión, Franco Sosa, Caruzzo, Insaurralde y Clemente; Rivero, Somoza y Erviti; Riquelme; Mouche y Cvitanich.
¿Pueden los problemas que tiene Boca hoy en el vestuario, influir en el desarrollo del juego? NO. El conjunto xeneise ha demostrado en los últimos años, que escapa muy bien a los conflictos internos a la hora de salir a la cancha. Ha ganado Copa Libertadores con una turbia relación entre dirigentes y plantel, ha soportado por años la enemistad Palermo – Riquelme y siempre el grupo se mantuvo al margen en el momento de entrar al campo.
Newell´s debe poner en discusión desde el primer minuto el planteo de Boca Juniors. Es necesario agudizar las contradicciones que existen entre jugadores y DT. Para lograrlo lo ideal es pegar en los puntos altos que identifican al equipo de Falcioni: Paciencia y calidad en la tenencia de pelota, sus dos principales virtudes.
Será fundamental romper las sociedades: Somoza – Ervitti, Riquelme – Clemente y Mouche – Cvitanich. La tarea es compleja. Boca es prolijo y se apoya en el equilibrio de Somoza.
La dupla Matías Caruzzo e Insaurralde tuvo desperfectos hasta la llegada de Schiavi. Esta vez Urruti tiene la posibilidad de hacer lo que mejor sabe, jugar detrás del volante central y encontrarse con pelota dominada frente a los zagueros.
Pablo Mouche es desequilibrante por méritos propios. No depende que lo abastezcan sus compañeros. Concentración extrema en el mano a mano. Mateo funcionará como relevo sobre los costados.
El equipo encontrará espacios desiertos en diversos sectores del campo, donde es recomendable jugar: La nunca custodiada espalda de Clemente y el sector izquierdo de la mitad de la cancha, en donde Ervitti se aleja de la posición de volante por izquierda y se cierra como doble contención junto a Somoza. Martino lo sabe y hace ancho el campo con Vangioni más adelantado y Figueroa que buscara su posición sobre la derecha. Entonces Mateo saldrá a perseguir a Riquelme para no retrasar a Bernardi, quién trabajará en el circuito Somoza – Ervitti, el primer pase de Boca. La presión delante de la mitad condicionará a Boca en su búsqueda de pelotas limpias. El colombiano Domínguez es una incógnita para quienes desconocemos su juego. Deberá limitarse a clausurar su sector y disponer de salidas correctas al equipo. No necesita mostrar todo en 90 minutos.
Es probable que no sea Newell´s quién maneje el balón, por lo tanto es clave achicar los márgenes de error en la posesión. La precisión en las pelotas propias será determinante. El rol de Víctor Figueroa para desnivelar, es vital para las aspiraciones rojinegras. Un Figueroa participativo y fundamentalmente preciso puede condicionar el resultado
El resto es conocido. Una cancha difícil, el condicionamiento de la gente y un árbitro influyente en cada pelota dividida. Del otro lado, un entrenador que conoce de hazañas en ese estadio y un equipo que empieza a identificarse con los conceptos del técnico.
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